Portada del sitio - Noticias - “La cultura debe ser como un virus”

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La cultura en la CTA llegó al rango de Secretaría. Fue Departamento, fue Dirección y fue siempre la buena voluntad de tantos militantes de la cultura que tuvo y tiene la Central. Pero ahora es una Secretaría y a su secretario lo eligen en forma directa los afiliados. Y eligieron a Manuel Callau, nada menos. Un verdadero actor de raza, un artista popular, un trabajador de la cultura, un pedazo de tipo y un querido compañero de las tantas luchas que hemos dado.

Su currículum dice que nació en la ciudad de Buenos Aires, se hizo muchacho en Mar del Plata y actor en La Plata. Que lo adoptó un maestro llamado Raúl Serrano que le enseño a pensar, a ser libre. Que militó y actuó en Teatro Abierto -símbolo de la resistencia cultural a la dictadura-, en el Teatrazo y en el Teatro por la Identidad. Que hizo y hace docencia, teatro, cine y televisión. En la vitrina de los halagos merecidos ostenta los premios Podestá, Estrella de Mar, A.C.E. y Martín Fierro, por nombrar algunos.

En teatro dirigió Besos y Zapatos como autor y director; Sillas y Ventanas de Miguel Alcantud y Marx en el Soho de Howard Zinn con Carlos Weber. Como maestro de actores también trabajó en España invitado por la Unión de Actores de Madrid dando el Taller "La Improvisación como herramienta de Conocimiento del Actor".

En cine actuó en Despabílate amor; Darse cuenta; Muerte dudosa; Volver; Fuga de Cerebros; Asesinato en el Senado; El Agujero en la Pared; La Punta del Diablo; Quien Pelea; El Verano del Potro; Cruz de Sal; Terapias Alternativas; La Condición (Galicia); Comix y Canción Desesperada,

En TV lo hizo en Gasoleros; Amigos son los amigos; Hombres de Ley; Los Gringos; Grande Pa; Donde estás amor de mi vida; Alta Comedia; Sin condena; Personas y Personajes; La Fiesta, entre otros.

Tiene una hija, dos nietos, una pareja desde hace no se cuantos años y un entusiasmo por lo que se viene en la CTA que contagia. Eso sí, dice no saber nada, tener la cabeza abierta, los oídos dispuestos y muchas ganas de hacer cosas.

¿Cómo fue tu debut en Mar del Plata durante el Congreso Nacional Federal?

Muy nervioso. Yo veía a los compañeros de la Mesa Nacional hablando con soltura, tranquilos, como si nada pero yo estaba muy nervioso. No es lo mismo estar sobre el escenario haciendo un personaje, actuando o incluso hablando desde uno que hacerlo en un congreso de trabajadores. Ahí tu voz es la voz de otros. No es solo tu voz. Es decir, ahí no solo tengo la responsabilidad de decir lo que pienso sino también decir lo que represento. Es más fácil representarse a uno mismo o un papel que representar a otros.

¿Por qué el Congreso homenajeó al veterano actor Onofre Lovero?

Onofre fue presidente del Sindicato de Actores, fundador del Movimiento de Teatro Independiente (el mismo que le ametrallaron) y fue y sigue siendo con sus 93 años un tipo ejemplar. El unió en su trabajo la belleza y los contenidos y demostró que no están reñidos. Su compromiso, su lucha, su militancia la sostuvo con su propia vida, con su propia historia. Al homenajear a Onofre estamos iluminando una ruta, mostramos un camino posible con valores esenciales con los que queremos y debemos construir.

¿Qué aspirás a hacer desde la Secretaría?

Como trabajador de la cultura soy un aspirante al arte, un soberbio que quiere lo más elevado de la cultura: el arte. Y la CTA como expresión cultural, como construcción cultural tiene que aspirar al arte desde la mirada de los trabajadores, del pueblo.

¿Y por donde empezarías? Por aprender, por conocer todo lo que hay en nuestra Central. El Congreso Nacional Federal fue algo muy movilizante para mí. Pude descubrir la cantidad enorme de organizaciones y grupos que están haciendo cosas en todo el país. ATE con su canal de televisión en Neuquén, los grupos de teatro de la provincia de Buenos Aires, el Culebrón Timbal, los coros, las bandas, etc, etc. De la comisión que funcionó en el Congreso en Mar del Plata, sacamos más de 100 correos electrónicos de compañeros que hacen a la actividad cultural y son parte de la CTA. Hay que empezar por escucharlos, abriéndose a lo que hay y viendo como se puede sinergizar, hacer confluir todas esas experiencias. También hay que abrir la cabeza hacia la construcción de las que podríamos llamar Casas de Cultura del Pueblo. Espacios que funcionen como la olla donde se debe cocinar un nuevo proyecto de sociedad. Hay que estimular el desarrollo y la construcción de estos ámbitos para la expresión cultural y el debate.

¿Cuál es el rol de los trabajadores de la cultura?

Yo sueño con instalar la idea de que los artistas somos productores de contenidos y debemos debatir lo que trasmitimos. Por esa razón necesariamente tenemos que tener un debate acerca de los contenidos, de lo que le pasamos al conjunto de la comunidad, de la subjetividad que creamos, de los medios en los que trabajamos ya sean estatales o privados o de una organización social. Nosotros creemos que en el momento histórico que vivimos, se hace necesario para los actores y todos los trabajadores de la cultura reflexionar sobre la sociedad que queremos, sobre el sistema en que vivimos y sobre los contenidos que trasmitimos. Consideramos que el sistema en que vivimos es obsoleto, caduco, perimido. Y que hay que cambiarlo por otro. Y no siento que este Gobierno ni su proyecto me propongan una transformación.

Es tiempo de debate en el campo popular.

¿La verdad?, no siento que me inviten a debatir. Ellos deciden y sólo nos queda seguirlos o no. Y si no los seguís, te descalifican. Sos el enemigo. Marcan una línea divisoria y te ponen del otro lado. Es como si se quisieran devorar las reservas éticas de nuestra sociedad. Así, lamentablemente, me ha tocado perder a muchos amigos, compañeros de toda la vida. Por eso en el único espacio donde yo siento que tengo un lugar para expresarme, para debatir, para discutir estos temas es en la CTA. Por eso estoy acá. Porque sigo pensando en la independencia de los partidos políticos, de los patrones y de los gobiernos y porque sigue siendo uno de los espacios fundamentales para la construcción de un proyecto distinto.

Hay mucho por hacer entonces.

Si, ya lo creo. Pero yo tengo muchas ganas. No sé nada, eh. No sé nada pero estoy muy entusiasmado. Siento que el papel hoy de la cultura en la CTA debe ser como un virus, una explosión. Antes éramos implosivos, ahora tenemos que ser expansivos. Pero para que todo eso sea constitutivo y construya, hay que abrir el juego y abrir la cabeza. Sin certezas, con dudas y para afuera. Con el vértigo propio que da lo nuevo, lo que hay que crear.

Producción y textos Marcelo Paredes, Equipo de Comunicación de la CTA