Portada del sitio - Noticias - Trabajo en Quilmes: un tembladeral

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En estas horas les toca a los trabajadores de Acetatos Argentinos. 200 empleados textiles esperan desde enero una resolución favorable que les permita mantener fuentes laborales en serio riesgo.

"Resonante había sido el caso de Massuh, por las grandes promesas que se desvanecieron en el desolado final dejando a más de 600 trabajadores y sus familias en la calle. En 2009 vivimos la larga toma en Filobel: el intento de administrar la firma en forma cooperativa y terminar así con años de destrato patronal - que incluyó el despido de más de 100 trabajadores - fue evitado por un acuerdo entre dueños, sindicato y municipio. Pero los casos no culminan allí. Los números hablan, aportan claridad: quienes llevan las de perder en los conflictos laborales, aún en tiempos de anunciada bonanza económica, siguen siendo los trabajadores.

En la planta quilmeña de Massuh, propiedad de uno de los grupos económicos más poderosos del país, el gobierno nacional intervino en mayo de 2009. Los trabajadores papeleros llevaban ya siete meses de lucha con la fábrica cerrada. El grupo presionaba para que el Estado se hiciera cargo, una vez más, de sus cuantiosas deudas y no renunciaba a sus constantes maniobras para licuar pasivo. “El Estado, con la activa participación del intendente de Quilmes e histórico dirigente gremial, Francisco “Barba” Gutiérrez, ha tenido que salir al rescate de esa unidad productiva y de sus trabajadores, comportamiento opuesto al conocido en décadas anteriores” elogiaba entonces el periodista Alfredo Zaiat desde el periódico Página 12.

El gobierno nacional puso al frente de la empresa al secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno e impulsó una aparente gestión estatal, aportes de la ANSES y el Banco Nación mediante. Todo fue anunciado en un gran acto de campaña de cara a las elecciones legislativas de 2009 con la presencia en la fábrica de Camino Gral Belgrano del ex presidente Néstor Kirchner, funcionarios nacionales y Gutiérrez.

Sin embargo en concreto, el único aporte estatal fue a través del programa “Repro”, surgido a nivel nacional en medio de la crisis financiera internacional de ese año y que aporta una magra suma para cubrir sueldos. Los delegados de la papelera confesaron que el gobierno nacional no puso un solo centavo para reactivar la producción, ya bajo el nombre de Papelera Quilmes. Tras unos meses de margen y ante la falta de un comprador, a la sazón el verdadero objetivo del gobierno, se anunciaba el cierre definitivo.

El gobierno municipal, en la voz del secretario de Producción y Empleo Guillermo Robledo, dijo entonces que impulsaba un proyecto ideado por los trabajadores. Consistía en usar la materia prima para producir libros a bajo costo. Esos ejemplares podían estar destinados para las escuelas de la provincia y el país. Así lo explicó el propio funcionario en aquellos días. De funcionar, hubiera sido una apuesta contra la lógica instalada por Massuh: beneficios económicos para la patronal a riesgo cero, auxilio del Estado ante las emergencias y consecuencias volcadas sobre los trabajadores ante el primer agujero. El gobierno nunca impulsó realmente esa vía. La fábrica cerrada sigue en manos de Massuh y hay 600 puestos de trabajo menos. A la hora del cierre final, Moreno fue más allá, y terminó por echarles la culpa del fracaso a los trabajadores, achacándoles falta de organización.

Casi en simultáneo y a pocas cuadras, otro conflicto en una textil involucró a menos trabajadores. Aun así tampoco llegó a buen puerto. Tras años de atrasos en los pagos, reducción de personal y condiciones laborales, y ante lo que se presentaba como un vaciamiento en ciernes de la fábrica, los trabajadores de Filobel – Febatex, decidieron levantar el acampe que habían montado en la puerta y tomar la planta de Quilmes Oeste con la intención de ponerla a producir bajo su gestión. Nora Cortiñas y Osvaldo Bayer, entre otros, se acercaron al lugar manifestando su solidaridad. Diez meses tardó Gutiérrez en atenderlos.

Tras varios meses de lucha, consiguieron la media sanción en la cámara baja bonaerense. Sin embargo y antes de que pudiera votarse el proyecto de expropiación en el Senado, fueron desalojados por orden del juez platense Damián Véndola. Los trabajadores cobraron finalmente un porcentaje de las correspondientes indemnizaciones. Lo llamativo fue la presencia del propio intendente en la reapertura de la fábrica, ahora bajo el nuevo nombre de Algodonera Quilmes. Había sido Filobel, luego Febatex, más tarde Filobelt.

De un borrón los incumplimientos patronales fueron debajo de la alfombra. La práctica de cerrar una firma, cambiar de nombre y volver a producir bajo otra denominación y con los mismos trabajadores quedó así avalada por el Estado. Los “nuevos inversores” pidieron inclusive una exención impositiva al municipio, para seguir con la bicicleta. El conflicto se resolvió en favor de una patronal cuya larga historia de incumplimientos laborales de todo tipo quedó debidamente registrada en los ministerios de Trabajo de la Provincia y la Nación. En la reapertura también estuvieron los titulares de la AOT, quienes no acompañaban el proyecto de cooperativa, ni la toma.

Los también textiles de Acetatos Argentinos vienen denunciando desde principios de año el abandono de la producción por parte de la patronal. Movilizaciones y permanencias en la fábrica no son suficientes. Los dueños se niegan a retomar la producción, no adquieren materia prima para arrancar y rechazan créditos blandos de parte del gobierno nacional. Todo indica que prefieren cerrar la planta y venderle los terrenos a un megaemprendimiento inmobiliario tipo barrio privado que ya se construye sobre los terrenos de la ex Rhodia, lindantes con la textil. Los trabajadores se movilizaron varias veces, pero no encuentran una respuesta adecuada a sus reclamos. Temen quedar en la calle.

Esos casos de sector privado, a los que deben sumarse los despidos "por activismo" en la sede local de la multinacional de envases Sailed Air se complementan con serias irregularidades en el sector público como las constantes denuncias de clientelismo en torno al plan Argentina Trabaja, realizadas por organizaciones sociales del distrito, poniendo la lupa sobre la conformación de cooperativas bajo estricto control político y económico de quienes deben administrar a nivel local ese programa de empleo y las irregularidades internas con los nombramientos y pases a planta de los trabajadores de ATE en el municipio, entre otros conflictos.

Fueron dejados a su suerte y perdieron en Massuh, Filobel y Febatex, en Sailed Air. En Acetatos todavía la pelean pero el panorama es oscuro y la solución no llega. En los últimos años ya son demasiados los puestos de trabajo perdidos. En general, las patronales son las favorecidas y la intervencion estatal aparece lejos de evitarlo, el hilo se sigue cortando por lo más fino, por el lado de aquellos que viven de lo único que pueden vender: su trabajo".

Por Equipo de investigación - secretaria gremial CTA Quilmes.

Foto: Jerónimo Rivero