Portada del sitio - Noticias - La CTA junto a Ollanta Humala, Ahora es cuando

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Con la presencia de Carlos Chile, secretario general de la CTA Capital, nuestra Central participó a la largo de la última semana de campaña del ballotage de las elecciones presidenciales del país vecino, apoyando al candidato de Gana Perú, Ollanta Humala, quien resultó electo por el 51,55 por ciento de los votos, frente a Keiko Fujimori.

El domingo Lima brumosa y nublada, despertó tarde, o diríamos que casi despertó a la noche. El día transcurrió con una calma que no conseguía ocultar la expectativa contenida en quienes con el dedo entintado agotaban las horas de espera en reuniones de las que participamos y que no hacían otra cosa que construir extrañas teorías colectivas.

En un lujoso hotel del barrio de Miraflores la comisión internacional de Gana Perú recibía a los delegados internacionales para compartir las últimas evaluaciones y dificultades que se daban ese día.

Los cafés de Lima, no muchos por lo cierto, se caracterizan por el silencio, construido por la costumbre de los peruanos de hablar en voz baja, esta es una ciudad silenciosa. Silencio que sólo alteran el desmedido uso de las bocinas. Este domingo parecía que ese silencio se extendía y hacía de esta ciudad una ciudad dormida, que sólo comenzaría a despertar a partir de las 4 de la tarde.

Esa era la hora del cierre de los comicios. Y aunque mucho se había pedido que no se difundieran resultados obtenidos en boca de urna, a las 4 de la tarde y algunos minutos todas las cadenas televisas daban a conocer los guarismos obtenidos por las encuestadoras que colacaban a Ollanta Humala como el nuevo presidente del Perú, con una diferencia que rondaba entre los 3 y los 5 puntos.

Allí, en ese instante, despertó el Perú. Y comenzó una larguísima espera agravada por el silencio de la ONPE -Oficina Nacional de Procesos Electorales-

La Plaza 2 de Mayo había sido nuevamente la elegida por Gana Perú para festejar junto al nuevo presidente. A las 5 de la tarde la plaza comenzó a poblarse, una hora después se hacía difícil acceder a ella. Una larga lista de artistas populares desplegó su arte. Más de 6 horas hubo que aguardar hasta el mensaje final que llegara casi a la medianoche.

Momentos de mucho nerviosismo colectivo invadieron a los miles de manifestantes cuando aparecieron las primeras cifras de la ONPE, que para coronar su afamada parcialidad, había comenzado a difundir los datos de aquellos sectores donde la diferencia era exigua; la situación vivida en los 90 por Toledo y el fraude de Fujimori golpeó la memoria de millones de peruanos. Algunos cientos decidieron abandonar la plaza para dirigirse frente a la oficina nacional del organismo fiscalizador. Garuaba sobre Lima. Y ya los artistas populares no eran suficientes para distraer la espera. La plaza reclamaba a Ollanta.

Desde el Hotel Los Delfines, Ollanta mandaba un emisario para pedir paciencia y disciplina en tan tenso momento.

Luego nos enteraríamos que hubo que tomar una determinación donde el dato principal que legalizaba la decisión política era el conteo rápido de los observadores de la OEA, liderados por Dante Caputo, ese conteo no oficial y extraoficialmente entregado daba a Gana Perú una diferencia de más de 4 puntos.

¡Sí se pudo, sí se pudo, Perú ya tiene nuevo presidente, el pueblo ya eligió!

Habíamos sobrevivido milagrosamente a la invitación formulada por los organizadores de subir al palco principal. Cientos pugnaban por acceder a tan codiciado lugar. Desde allí vivimos las interminables llegadas de un Humala que no terminaba nunca de llegar. Hasta que rodeado de cientos de periodistas y con una seguridad caótica, que más daba la sensación de un scream de rugby donde la pelota era el ahora presidente electo, ingresó sonriente y con un aire distendido que seguramente describe rasgos de su personalidad para expresar lo que millones esperaban escuchar a esa hora. “Hemos triunfado”. A partir de allí se dio paso el delirio que liberaba la angustia de las horas de espera y de la desinformación a cargo de los organismos oficiales, agigantado por seudos analistas políticos, que con caras de funeral desde las pantallas seguían hablando de un empate técnico y que ya comenzaban a exhibir sus demandas de que Perú cambie para que nada cambie.

Fue la fiesta de los pobres, era la plaza de aquellos que no se han enterado de que el Perú crece. Y con el huayno “Flor de Retama”, aún cantado por la plaza, Humala así lo entendió y ratificó ante ellos el núcleo duro de su programa reafirmando su carácter nacionalista y popular “no tengo compromisos con ningún grupo económico, ustedes son mi jefe”.

Era la madrugada del lunes cuando la plaza comenzó su retirada. Nunca más acertada la consigna de “el pueblo unido jamás será vencido”. Habíamos sido protagonistas de un capítulo que seguramente es el inicio de un desafío abierto a los sueños y esperanzas de millones para construir justicia e igualdad.

El lunes por la mañana Lima amaneció brumosa y quieta. La suspensión de la jornada escolar ayudó a ello, no habían desembarcado las columnas chavistas ni Evo había invadido el Perú. No se veían banderas cubanas como presagiaban aquellos que calumniaron y cargaron de miedos a este pueblo tan nuestro, tan latinoamericano y donde la estrategia imperial es separarlo de sus hermanos. Más allá de que ningún hecho irregular había acontecido, salvo que el pueblo había manifestado su voluntad, la prensa difundía con títulos catástrofe la caída de la bolsa que alcanzó al 12% y obligó a su cierre anticipado. Es la primera advertencia del poder económico al nuevo gobierno electo. A partir de allí las demandas: Queremos saber quién va a ser el ministro de economía y hasta se animan a sugerir nombres.

Queremos saber quién va a ser el jefe de gabinete. Queremos que se ratifique al presidente del Banco Central. Son las demandas de quienes intentan, 24 horas después, burlar la voluntad popular y ratificar el rumbo político en un país donde las mayorías han votado por el cambio.

También hubo otros titulares en los diarios: “el Perú profundo votó a Humala”, y lo cierto es que en Cusco aymaras y quechuas bailaron en las calles abrigando con sus ponchos las gélidas temperaturas, los pueblos ancestrales daban también sus señales, esas señales que tardan en despertar pero cuando emerguen no paran. No era para menos: Cusco: 75.4 % para Ollanta; Amazona: 61.8%; Ancash, 56%; Apurimac, 67%; Arequipa, 65%; Ayacucho (la tierra de Ollanta), 73%; Loreto, 56.9 %; Ucayali, 55.5%; Tacna, 72.2%; Puno, 77.6%; Moquegua, 64.1; Madre de Dios, 66.8%; Huancavélica, 72.4%; Huanco, 63 %; Cajamarca 52.2% .

No cabe duda, el Perú profundo, el que no tiene agua potable, ni cloacas, donde no llega la salud ni la educación, había decidido terminar con siglos de injusticia.

A ellos se debe Humala Tasso y Gana Perú. No a quienes se animan a decir que quien genera la riqueza son las inversiones extranjeras.

En múltiples reuniones con las principales fuerzas políticas de Gana Perú hemos hecho llegar los saludos de los trabajadores y trabajadoras de nuestra Central, ratificando nuestro compromiso con este cambio de época, que hoy ha llegado a estas tierras, hemos afirmado también nuestro compromiso y puesto a disposición todas nuestras capacidades, convencidos que los únicos que genera riqueza son los trabajadores.

Si se pudo, Ollanta Humala es el nuevo presidente de Perú.

Por Carlos Chile, Secretario General de CTA Capital