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Amanece en rojo: cantan viejos sueños con voces nuevas

Llegar a casa. Atrás quedaron los bombos, el “Embalse”, los corredores sorprendentemente interminables del complejo de hoteles estatales de Río Tercero. Atrás quedaron los griteríos, las comisiones, los coordinadores y coordinadoras las charlas, el compartir y compartirnos. Atrás quedaron los preparativos del viaje, las corridas, las cataratas de mails y las manos compañeras ayudando a organizarlo todo. Ahora, el cuerpo es territorio caótico de memorias fragmentadas, soles, cantos, preguntas y esta sensación de alegría que ilumina y entibia la esperanza de estar empezando un capítulo distinto en nuestras –relativamente cortas- vidas de militantes. Escribo desde la confusión propia de tener cada uno de los minutos que compartimos 2.500 jóvenes tratando de hacer un mundo distinto, buscando nuevas formas de caminar. Así, las emociones, los pensamientos, los sueños y las percepciones se entremezclan y flotan como sedimentos en el agua, agitándose con cada latido. Me gusta que así sea, porque eso fue para mi, nuestro primer encuentro de jóvenes hacia la constituyente: una estampida en colores, un jolgorio de sueños, miles de voces cantando, el vértigo de lo nuevo y la satisfacción de ver florecer algunas de las semillas que venimos abrigando con paciencia, con amor y terquedad.

“…este es un sueño tirado por caballos, voy de pie, voy aullando…” (1)

Día 1: Logramos subirnos al colectivo. Vamos andando, un compa me cuenta a grandes saltos un cuento de “Marcos”; sobre cómo el día y la noche se unieron para hacer el mundo. Y como ambos tuvieron sentido porque existía el otro y juntos hacían el tiempo del mundo…o algo así. Ahí estábamos juntos y separados, viviendo un momento histórico con nuestras subjetividades a cuestas. Con miedos, asombros, recelos. Más, o menos, organizados. Algunos como expiando esto de “constituirnos”. Otros despertando con asombro al mundo que miles de jóvenes vamos construyendo en cualquier rincón de nuestro país. Algunos apropiándose ya de este sueño que comienza a hacerse carne entre nosotros. Por último, estaban los que daban la bienvenida a este territorio de nadie y de todos. Muchos, pocos, solos. Así fuimos llegando, recibidos por las caras contentas pero cansadas de los compas de Buenos Aires, Córdoba Capital, Río Tercero y Río Cuarto que venían trabajando desde dos días antes y más... Acomodamos los bártulos y nos preparamos para marchar. Es sábado 15 de agosto; 16:30hs Hotel 1. Vamos levantado estandartes, vamos cantando, vamos a contraviento. Los latidos se aceleran. Los bombos y los redoblantes, comienzan para no parar – más adelante vamos a maldecirlos. Pero hoy es el primer día y son parte de la fiesta. Así nos fuimos reconociendo. Adelante las y los representantes de las comunidades originarias, detrás el resto: Todos. Eduardo Balán, uno de los principales hacedores en la organización del encuentro y el “Pipón” abren el acto de apertura en el polideportivo de la ciudad. Coros, “pogo”, abrazos, presentaciones, la noche nos encontró agrietados de cansancio y hambrientos frente a los comedores de los hoteles que no daban abasto con tanta gente. Los guapos, se quedaron de parranda, quienes no entran en esa categoría; se arrastraron a sus piezas. Otros, reunión organizativa para el día clave del domingo…

“Arriba compañeros y compañeras que nos estamos esperando…

8 de la mañana; domingo 16. Café con leche, pan y manteca. A calentar el agua pal mate, preparar la voz, que se larga la discusión. Ejes: Prioridades, acciones, institucionalidad. Cada quien presenta su espacio de militancia: partidos políticos, movimientos, agrupaciones. “Que el barrio…”, “que la universidad…”, “que los bienes comunes…”, “los sindicatos…”; “Que el arte…”, “los medios alternativos…” “Qué bien que nos salen plantear las problemáticas y prioridades a resolver” -reflexionamos luego- “Ahora; ¡Qué difícil que se vuelve pensar en las propuestas! ¡Qué desafío inmenso ponernos de acuerdo en las acciones concretas! ¡Qué difícil pensar cómo seguir!” Pero lo hicimos. Concretamos propuestas y ejes de prioridades. Propusimos, debatimos y nos quedamos con ganas de más. Porque sabemos que todavía nos falta mucho y que sólo depende de nosotros. Del tamaño de nuestras ganas de encontrarnos -desde la diferencia- haciendo juntos, los días y las noches del mundo nuevo para los hombres y las mujeres nuevas. Así que durante el almuerzo, compartimos las preguntas que nos fue imponiendo la realidad en la que estábamos inmersos, cosas que no nos habíamos preguntado antes, o tal vez sí, pero ahora se volvía importante responderlas… 16:30, parte por última vez la caravana al polideportivo. Vamos cansados, vamos cantando, vamos contentos. Durante la tarde nos convidamos con talleres artísticos, documentos, fotografías y videos que relatan nuestra cotidianeidad. Nos sentimos inspirados y los paneles en blanco que rodeaban al escenario con la pregunta “¿Qué país queremos y podemos tener?” y “¿Qué es la constituyente social’” se van encendiendo con palabras nacidas desde la indignación y destiladas en la única certeza que tenemos después de todo: con la lucha y la unión de los corazones revolucionarios, podemos soñar mejor, creer, confiar y crear el cuerpo de un mundo necesario para todos. Un mundo sin desiguales, aunque con diferentes. Seguimos con las charlas, las fotos, los abrazos… A leer las conclusiones; Ahí vamos. La sangre late, hierve. La boca seca. El coro se agita en banderas y cantos. Pasamos cada una de las 20 comisiones a presentar sus conclusiones. Abajo nos escuchan satisfechos, los “viejos de la Central”, cantan con nosotros, nos aplauden, soplan para impulsarnos en el vuelo. Después la fiesta…corazón contento, cuerpos cansados. Pero todavía hubo energías para las murgas, las batucadas y las bandas de artistas de todo el país que se convocaron en la celebración de cierre de este encuentro. Los rostros y las charlas se me entremezclan, todo lo que aún no hemos dicho y las palabras que nos faltan por construir juntos y juntas. Eso es lo mejor; el camino por delante, las certezas que haremos en el caminar codo a codo. Las ganas con las que nos volvemos. Somos una generación de militantes, que no sabe de victorias, que nunca ha sentido la saliva en la boca al oler “la revolución”. Si la sabemos necesaria, urgente y la buscamos todos los días. Por eso asumimos el desafío de construirla desde nuevos paradigmas, con muchas contradicciones a cuestas. Haciendo el camino al caminar, yendo por la dirección de quienes resistieron y teorizaron en los noventa nuevas formas de hacer política, nuevas formas de organizarnos, pero el andar es nuestro. Nuestra la responsabilidad de hacer “realmente” palpable esta manera de relacionarnos entre iguales que ni mejores ni peores, somos diferentes. Ahí vamos, con muchas incertidumbres, con muchos errores, con amagues de vuelos y recaídas en los vicios conocidos. Rompiendo, reciclando, inventado…ahí vamos a los ponchazos pero con alegría, porque sabemos que podemos, que esto es contagioso, que la “tortilla se vuelve”; “que a pesar de los golpes y de nuestros caídos, las torturas, el miedo, los desparecidos”, a pesar de los noventa. A pesar del hambre y la muerte de miles de personas explotadas y excluidas de este sistema; “no nos han vencido”… Vamos por más, “queremos un mundo: este” Nos vemos en octubre compas, seguimos caminando y “constituyéndonos” pájaros.

Por Mariana Fernández

[1] Jorge Boccanera “Marimba”