Portada del sitio - Noticias - No a la privatización de la costa

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Una Reserva Natural corre peligro de convertirse en un espacio libre para la instalación de un megaemprendimiento inmobiliario a manos de la empresa Techint, que destruiría la Selva Marginal y los humedales del Río de la Plata, acabando con el último pulmón verde de la ciudad de Quilmes.

Por Ezequiel Pérez, Prensa de Frente - Parece cosa juzgada. Así lo aseguran las autoridades distritales y provinciales. Buena parte de las costas de Quilmes y Avellaneda pasarán a formar parte de un megaemprendimiento inmobiliario llamado “Nuevo Costa del Plata”, del cual con certeza únicamente se sabe que pretende ser la continuidad de Puerto Madero en pleno conurbano bonaerense. Así lo anunció el grupo multinacional Techint, responsable de la iniciativa.

En Avellaneda se votó rápidamente la rezonificación, que le permite a Techint construir sobre esas tierras, cuestión que antes estaba prohibida por tratarse de una Reserva Natural. En Quilmes, donde esas hectáreas son de momento Parque Natural y Zona de Reserva Ecológica La Selva Marginal, el tema fue tomado inicialmente por organizaciones ambientales que ya venían luchando por problemas similares en la zona.

El planteo, como bien explican los asambleístas, es la defensa de los humedales, claves para el medio ambiente. Dada la forma irregular en la que han crecido las ciudades de conurbano, los suyos no son argumentos para descartar. El distrito de Quilmes casi no tiene espacios verdes, ese es el último de esa extensión y características únicas.

Sin embargo, la ambiental no es esa la única perspectiva desde la cual el proyecto de Techint despierta opiniones en contra. Así lo plantearon recientemente junto a los ambientalistas, las organizaciones que impulsan la Asamblea local de la Constituyente Social, que tuvo su versión inaugural convocando a más de mil personas en la Universidad Nacional de Quilmes, el pasado 4 de septiembre.

“Privatización es Progreso”

El intendente quilmeño Francisco Gutiérrez defendió su apoyo a la iniciativa, parándose sobre la idea del progreso para la región que desde su visión significaría el emprendimiento. Utilizando argumentos neoliberales para justificar algo propio de aquella etapa. El proyecto es elitista y está lejos de ser un beneficio para todos, como asegura "el Barba", quien lo definió sin más como "la continuidad de Puerto Madero".

Si bien en principio no va a haber alambres o muros, la concepción en sí misma hace que la costa quede para ser disfrutada por unos pocos: los que la puedan pagar a precios elevados. Uno de los argumentos de los gobernantes de Avellaneda y Quilmes es que, de todas maneras, en esa zona son muy pocos los accesos al río, que hoy no es mucha la gente que disfruta de la ribera. Lo cual es cierto. Esos argumentos son idénticos a los utilizados por Domingo Cavallo y Bernardo Neustadt, cada uno desde su rol, para privatizar todas las empresas del Estado. Lo que está mal, está mal por ser estatal o público, y la solución no es mejorarlo sino privatizarlo.

A esas tierras, bueno es recordarlo, Techint accedió beneficiada por la dictudura militar. El acuerdo para que la empresa "trate" la basura diaria de la Ciudad de Buenos Aires y numerosos distritos del conurbano fue firmado por los generales Ibérico Saint Jean y Osvaldo Cacciatore. Luego, en democracia -a fines de los ’90-, Aníbal Ibarra y Carlos Ruckauf extendieron el contrato, agregándole incluso mayores beneficios para la empresa, que ya por entonces había incumplido en un todo con sus obligaciones.

El Progreso como argumento infalible, que parece no necesitar explicación, sirvió como excusa para destruir un país en los ´90. Puerto Madero no es la cara viva del crecimiento y el desarrollo argentino, sino su foto más decadente. Decadente porque es para muy pocos. Esos pocos hicieron Puerto Madero para mostrar todo lo que se llevaron en el mismo momento en que la desocupación, el hambre y la miseria hacían estragos. “Nosotros no nos oponemos al progreso” dijo sumándose en estos meses Oscar García al asumir como titular de la UCR en Quilmes. El PJ y el radicalismo expresan coincidencias de fondo una vez más, tal como lo hacían entonces.

Más extraño resulta tal vez que Gutiérrez, hombre ubicado siempre hacia la izquierda del peronismo, y que se opuso a su tiempo a aquellas privatizaciones, no lo advierta ahora que de él depende. Más contradictorio aún es que, para lograrlo, apele a seducir los votos de los conecejales del PRO de Maurico Macri -hoy por hoy, sus principales aliados en el Concejo Deliberante- y del PJ disidente de Sergio Villordo, organizando reuniones en torno al Power Point que armaron los gerentes de los Rocca, aquellos dueños de Propulsora, la planta de Berisso en la cual los grupos de tareas eran sumados a la planta para perseguir y chupar delegados y activistas metalúrgicos.

El Barba no pudo articular un solo argumento que lo coloque del lado progresista o revolucionario como gustan definirse algunos de sus funcionarios actuales. El proyecto ni siquiera genera mucho más empleo que el que se use para construir. El daño será mucho mayor. Los concejales de Gutiérrez, Aníbal Fernández y Eduardo Camaño van a votar el proyecto de Techint junto a esa derecha frente a la cual el kirchnerismo gusta aparecer como única barrera.

Impulsando "Costa del Plata", Gutiérrez está favoreciendo a los grupos económicos ahora. Porque la historia si algo hace es continuar.


Fuente: Prensa de Frente