Mujer, trabajadora sexual y gremialista. Tres razones para un crimen? Una historia de amor clandestino dio paso a un siniestro clan-destino. Transitar la historia de vida de Sandra Cabrera, trabajadora sexual asesinada en la ciudad de Rosario en el año 2004. Dirigente sindical de las meretrices de Rosario, luchadora que pensaba en las realidades sociales de las mujeres, defendiendo el derecho al trabajo, a ser tratadas como personas sin estar siempre a expensas de los negocios del comisario de la zona. Por esos principios se convirtió en sindicalista, por esa lucha fue marcada por los poderosos que se mueven entre los pliegues de la política, la justicia y la represión policial. Sin escapar a las humanas contradicciones, en un contexto de prejuicios, discriminación y violencia social… escenario donde todos somos actores.
El 27 de enero de 2004, un balazo en la nuca acabó con la vida de Sandra Cabrera. Cuatro años después, el crimen sigue impune. La causa está prácticamente cerrada por “falta de pruebas” y desde la fecha nada ha cambiado en relación a las denuncias realizadas, los locales nocturnos y la complicidad con el poder.
A través de testimonios de sus compañeras de trabajo y familiares iremos descubriendo a la persona en sus íntimas convicciones y contradicciones. Los hijos, el amor, el desamparo y la marginalidad. Sus fortalezas y debilidades. La calle, la noche y su contexto.
Por otro lado oiremos la voz de jueces y abogados intervinientes en el procedimiento, pretendiendo indagar acerca del estado actual de la causa, su posible prescripción a cuatro años sin haber hallado un culpable. Dejando así abierto los interrogantes.
Ambos segmentos se irán entrelazando con escenas de reconstrucción ficcional que interpretarán actores rosarinos, mezclando así la estética de géneros documental social y ficción.
La Secretaria General de AMMAR (Asociación de Mujeres Meretrices de la República Argentina), Elena Reynaga, declara: “Tenemos que sensibilizar al otro, explicarle a las mujeres que somos tan mujeres como ellas, que tenemos los mismos problemas y otros en particular por ser trabajadoras sexuales.” La igualdad y la equidad que anhelan tiene que ver, justamente, con lograr vencer la discriminación. Desde AMMAR creen que esta discriminación viene por la tendencia a juzgar lo desconocido y por el miedo que causa este desconocimiento. “Mucha gente ve una foto, que es la que mostró la historia de nosotras: una chica parada en una esquina esperando a un cliente o mostrando las tetas en un prostíbulo. Pero lo que no logran ver, lamentablemente, es que primero somos seres humanos normales, con defectos y virtudes; y aparte ejercemos el trabajo sexual, como otra señora limpia para sobrevivir. No les importa si nos matan, si nos violan, basta que no nos vean”, se indigna Reynaga. Y tiene un simple deseo: “Yo quisiera que seamos más sensibles, más humanos…y que el que esté libre de culpa, que arroje la primera piedra”. Sandra Cabrera es una bandera para los que aspiran a un país en donde los que son más, alguna vez, sean felices. Sus compañeras recuerdan una mujer valiente.
Sandra es un símbolo, no por su final, sino por su vida de lucha y esperanza.