Desde 1998, la Central de los Trabajadores de la Argentina (CTA) viene desarrollando diversas iniciativas ante los gobiernos de nuestro país, pero también ante entidades extranjeras y la Organización Internacional de Trabajo (OIT), reclamando mayor libertad y democracia sindical, además de la necesidad impostergable de dar a la CTA el reconocimiento de la personería gremial. Ya van 12 años sin respuestas.
El organismo internacional ha emitido infinidad de resoluciones, envío de comisiones, exhortaciones y solicitudes ante los gobiernos de Argentina, sin haberse aceptado el pedido.
En ese marco la central y los gremios y organizaciones sociales, territoriales y barriales que la conforman, se movilizaron nuevamente este jueves 6 de mayo ante el Congreso Nacional, aprovechando la presencia de una delegación de la OIT, proveniente de Ginebra (Suiza), que ayer mantuvo una reunión de dos horas y media con la Mesa Nacional de la CTA en la sede nacional de Piedras 1065 y que prevé, además, encuentros con representantes del Poder Ejecutivo, Corte Suprema de Justicia de la Nación, Poder Legislativo, CGT y sectores empresariales, entre otros.
Las más de 2200 organizaciones que esperan desde hace años les sea otorgada la sola inscripción gremial y la personería gremial, “son una muestra irrefutable de la falta de libertad y democracia sindical”, se afirma desde la CTA.
Los representantes de la CTA partieron de la esquina de las avenidas Belgrano y Entre Ríos, y se dirigieron hacia el Congreso, donde realizaron el acto.
El secretario general de la CTA, Hugo Yasky, señaló que el Gobierno "tiene la obligación de definir esto, no puede seguir dilatándolo, si quiere ser coherente con el discurso de distribución de la riqueza. No hay distribución de la riqueza con sindicalistas con las manos atadas".
En efecto, no hay justa distribución de la riqueza sin libertad y democracia sindical. El Gobierno persiste en desconocer el derecho de los trabajadores a organizarse sin ataduras de ninguna especie.
El poder no quiere que se reconstruya la unidad de la clase obrera desde una perspectiva que cuestiona de raíz su fabulosa rentabilidad. Por eso se niega a permitir la elección de delegados en sus empresas. No es casual que el principal defensor del viejo modelo sindical sea Daniel Funes de Rioja, el emblemático abogado de la UIA.
El Gobierno es partícipe necesario de esta estrategia de estigmatización del nuevo modelo sindical. Su negativa a otorgar la personería gremial a la CTA y a más de dos mil organizaciones sindicales simplemente inscriptas y a no conceder la simple inscripción gremial a cientos de nuevas organizaciones, no sólo es contraria a la Constitución Nacional. Extiende en el tiempo la indefensión de los trabajadores.
Discutir la libertad y la democracia sindical no es un ejercicio retórico. No se trata de polemizar sobre modelos sindicales en abstracto. Por el contrario, remite a la vida concreta de miles de trabajadores que sufren en carne propia el atropello y la impunidad patronal.
Más información: www.agenciacta.org.ar