[26/08/2008 - Ciudad de Buenos Aires]
De todas maneras, aclara, para que no queden dudas, que todo es lo mismo: “El tema infraestructura está totalmente abandonado, igual las cloacas. Ahora no le bajan una chapa a nadie…” agrega sobre la realidad que se vive en los barrios capitalinos, agudizado con la llegada de Macri al gobierno.
Amalia está sentada en un círculo junto a otros compañeros de la villa. El pelo largo permanece casi oculto detrás de una chalina blanca, tejida a mano. Nos cuenta que hubo “muchas internas en el barrio, que no eran nuestras, y eso hizo que se rompieran las redes que había. Creo que la única forma de sacar adelante la villa es armar una política de las cosas que a nosotros nos afectan: la tierra, la organización, recreación, deportes. Lo que se hace, se hace a pulmón, porque nadie nos da bola” agrega Amalia. La unión del campo popular
En el barrio quieren sortear las internas y juntarse a debatir y discutir la Constituyente. Quieren viajar a Jujuy con propuestas. “Estamos pensando pedirle a una fundación que es de un pianista que tiene en la 31 bis un galpón. Pedir el lugar para hacer las reuniones. Queremos llevarle la invitación a todos. Poder juntar los comedores, las guarderías, los merenderos, los delegados, los ex delegados, para hacer una reunión y ver lo que está pasando”.
Para finalizar, agrega una definición sobre la construcción del proyecto colectivo: “Yo no entendía mucho qué era la Constituyente. Y es defender todo esto. Es qué política queremos como país, y qué política queremos como barrio. Si estamos con el barrio o estamos personalizados. Queremos hacer un gran plenario para que la gente del barrio se haga escuchar y hable. Nos está pasando que va mucha gente de afuera, muchísima gente de afuera, y hablan por nosotros, nosotros no hablamos. Y es esto la Constituyente. Ver que políticas tenemos como barrio”.