Portada del sitio - Noticias - Aporte de los estatales de Misiones para la Constituyente Social

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Como trabajadores estatales de Misiones (municipales, provinciales y nacionales) atravesamos la situación que viven todos los compañeros de la Argentina, sometidos a un modelo injusto, excluyente y antipopular del que no queremos ser cómplices , en tanto la instrumentación e implementación de las políticas recae en nuestra tarea cotidiana.

Así como hemos visto y padecido año a año la destrucción sistemática del aparato estatal, somos testigos directos de la pobreza, el hambre, la injusticia que padece nuestro pueblo. Estamos cada día de cara a la miseria más vergonzante y en contacto permanente con las políticas sociales de “contención, asistencia y seguridad social” francamente perversas.

En nuestra situación particular es fácil reconocer el profundo daño que provoca el avance del neo-liberalismo en el ámbito de trabajo, signado por presiones institucionales profundas, flexibilización, un alto grado de precarización, deterioro y muerte de trabajadores/as –consecuencia de las condiciones tanto salariales como de seguridad e higiene– y jubilaciones miserables por la destrucción del sistema provisional, hoy en manos de funcionarios corruptos.

El modelo neo-liberal se muestra en los miles de niños desnutridos y afectados por enfermedades prevenibles (Misiones tiene la segunda tasa más alta de mortalidad infantil), que deambulan por las calles por sobrevivir; en los adolescentes y jóvenes que no ven otra perspectiva de futuro que la droga, una forma particular de suicidio (Misiones tiene la más alta tasa de suicidio juvenil). El escarnio permanente sobre nuestro potencial humano –la infancia–, la tortura social que se profundiza están a la orden del día: la deserción escolar, el analfabetismo, la venta de niños, la trata en general, la prostitución infantil, son posibles solamente en una provincia sumida en la miseria.

Miseria para los muchos, en tanto se enseñorean las enfermedades emergentes de la miseria (tuberculosis, sida, sífilis) y las originadas en la destrucción ambiental (dengue, fiebre amarilla, leishmaniasis) y se enriquecen descaradamente los empresarios de la medicina y de los agro-negocios, las pasteras, los dueños extranjeros de miles de hectáreas monocultivadas con pinos (contaminantes de la tierra y el agua, destructores de la vida), los constructores de grandes represas y hoteles internacionales que, en su voracidad infame, van desplazando a campesinos y pueblos originarios hacia las periferias denigrantes de las ciudades.

Nuestros compañeros del campo no son los molineros ni los dueños de pinares, ni los originarios meros expositores de artesanías para el turismo internacional: son miles y miles que buscan sobrevivir dignamente, que demandan perentorias transformaciones del modelo productivo, una reforma agraria integral y soberanía alimentaria. Las inmensas riquezas que manipulan los empresarios con la complicidad de funcionarios y gobernantes sólo nos ofrecen desocupación, explotación, devastación y muerte.

En Misiones el problema de la inseguridad es descomunal, y no tanto por la delincuencia común (que la hay): nacer en Misiones es ser, desde el primer día, un blanco móvil del sistema, porque los hospitales están colapsados, porque los documentos pueden ser truchos ya que los originales los tiene algún puntero, porque medran los traficantes de niños y adultos y de drogas, porque la escuela que no se derrumba no tiene agua ni luz… porque morir dignamente es un gasto difícil de enfrentar.

Los trabajadores estatales podemos desmentir con absoluta autoridad las falacias del discurso oficial que vende nuestra provincia como si fuese un paraíso, y aseverar que en los 25 años de esta democracia embustera las desgracias de nuestro pueblo se han profundizado. Estamos muy lejos de los sueños que llevaron a tantos luchadores a dar su vida por nuestra patria.

Nosotros solos no podemos cambiar de fondo esta situación, por eso ATE Misiones definió en distintas instancias orgánicas: proponer, alentar, trabajar y conquistar la UNIDAD POPULAR, a través de la unidad en la lucha desde y con los distintos sectores sociales que resisten; por creer que es ineludible dar una respuesta histórica en conjunto con el pueblo.

Estamos convencidos que desde los barrios, los sectores de trabajo, las escuelas, las facultades, las zonas rurales, en las calles se expresa la alternativa de construcción de poder popular: poder es la capacidad de enfrentar al poder constituido con otro constituyente que crezca y sea capaz de sostenerse en el tiempo. Este poder consolidará al movimiento político social y cultural como un proyecto de país.

Desde estas decisiones en la práctica se llevan a cabo experiencias de unidad en la acción, en nuestro caso confraternizando con compañeros de países vecinos como Paraguay y Brasil.

Unidad popular para un proyecto de liberación compatible con la potencialidad del proceso latinoamericano. Latinoamérica se expresa desde sus pueblos cada vez más enfrentada al imperialismo y su modo de producción que nos explota y margina y que repudiamos ya que somos anticapitalistas por naturaleza y convicción.

Sosteniendo los niveles de definición logrados hasta el momento, venimos a la Constituyente a ratificar lo concluido colectivamente: No basta con ser mayorías pobres, debemos ser mayorías organizadas.

NI CORPUS NI GARABÍ. BASTA DE REPRESAS!!

Consejo Directivo Provincial Misiones