Portada del sitio - Noticias - Qué es la Constituyente Social, por Gerardo Duré

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Para el coordinador de los Seminarios de Formación Teológica (SFT) "la Constituyente es pueblo caminando hacia su propia historia; la fábrica creativa del ingenio militante que prepara el camino de la unidad; una unidad que no debe ser solamente por acuerdos sino por convencimientos, porque aquí está en juego la vida. Y justamente la virtud principal de la Constituyente es su sentido vital".

En la antigüedad los grupos de los grandes desiertos buscaban establecerse cerca de los lugares generadores de vida, que les permitiera construir un destino común para su gente. Esos lugares de vida eran los grandes pozos de agua. El agua era el símbolo de la vida para estos pueblos del desierto. A esos pozos acudían a calmar su sed las muchedumbres. Muchos de ellos seguían su camino pero miles se quedaban porque sentían que esa agua les daba posibilidades de vida ante la amenaza del desierto, se integraban y comenzaban a sentirse pueblo, ya no eran muchedumbres sedientas sin sentido. La vida cobraba otra noción porque tenían lo vital para sostenerse.

Esta simbología pretendo trasladarla a lo que para mi tiene que ser la Constituyente Social.

Creo que la Constituyente debe ser ese gran pozo de agua donde las muchedumbres militantes abreven para saciar su sed de justicia, de dignidad, de felicidad y comiencen a verse en otra perspectiva.

Comiencen a verse en clave de pueblo, esa palabra con la que en otras épocas de fortaleza militante nos identificaba como sujetos colectivos con sentido histórico sobre hacia donde se quería ir. Hace mucho tiempo que la palabra pueblo ha dejado de identificarnos como sujetos y creo que es hora de recuperarla, resignificarla y darle capacidad revolucionaria.

Pueblo: Sujeto colectivo con sentido histórico

Nada mas y nada menos. No es poca cosa. Se trata de recuperar los sentidos de la lucha, los “porque nos juntamos”, dicho de otro modo, esa hermosa palabra que hoy parece avergonzar a muchos porque ya no es tan “moderna”.

Y dentro de la Constituyente cada uno de nosotros somos una parte de ese pozo que genera vida y somos co-responsables de su cuidado en el tiempo. La co-responsabilidad nos da valor de protagonistas, nos permite sentirnos acompañados y acompañar. Acompañar significa “compartir el pan con aquel que se camina”, sostener mutuamente la vida y ser guardianes de ese gran pozo donde todos abrevamos.

El sentido vital de la constituyente es el de sus hombres y mujeres que han sabido ponerle el cuero y el alma al conflicto porque sabe que es la única manera de construir futuro.

Dar la vida en esto es construir futuro. Gastar la vida en esto, es sostener el sentido ético del amor fraterno, aunque duela. Aunque sabemos que falta mucho, recién comenzamos, tratemos de no quemar etapas ni de confundir los momentos.

La constituyente tiene que ser asimilada, comprendida, soñada, mimada con amor de pueblo, con amor de Patria, con amor desinteresado.

La Constituyente es pueblo caminando hacia su propia historia y debe ser construida con cimientos de corazones libres de egoísmos, no puede ser el espacio para la catarsis de la militancia; debe ser la fábrica creativa del ingenio militante que prepara el camino de la unidad; una unidad que no debe ser solamente por acuerdos sino por convencimientos porque aquí esta en juego la vida. Y justamente la virtud principal de la Constituyente es su sentido vital.