Por María Daniela Yaccar*
Hay un tipo de cultura que se expande cada vez más en América latina y que viene ganando fuerza en los últimos años: la comunitaria. “Es un fenómeno de este continente, con formas distintas: hay tanto experiencias de hip hop y software libre como otras que rescatan culturas tradicionales de pueblos originarios. Lo que comparten es que resignifican el espacio público y que reivindican la relación de la gente con la cultura, volviéndola productora”, define Eduardo Balán, del Culebrón Timbal (una productora con sede en Moreno). Desde el 17 y hasta el 22 de mayo se desarrollará en La Paz el Primer Congreso de Cultura Viva Comunitaria, un encuentro del que participarán más de 600 delegados de organizaciones de todos los países del continente. Se estima que reunirá a siete mil personas, y hay expectativas de que Evo Morales brinde su apoyo a la cultura que nace en los barrios.
Balán es, también, uno de los impulsores de Pueblo Hace Cultura, una red de redes que aúna a 15 mil agrupaciones de la Argentina y que viene trabajando hace cuatro años para que “una legislación permita sostener estas experiencias sin fines de lucro”. El año pasado, la multisectorial logró que llegara al Congreso un proyecto de ley que apunta a la creación de un fondo nacional de apoyo a organizaciones barriales que desempeñen un trabajo territorial. En concreto, piden el 0,1 por ciento del presupuesto nacional, además de iniciativas de financiamiento, capacitación y asesoramiento. A través de la Secretaría de Cultura de la Nación funciona un programa llamado Puntos de Cultura, que replica una experiencia brasileña. “Es una iniciativa muy buena. Pensamos que hay que ampliarla, porque hay muchos proyectos que quedan sin ninguna ayuda”, explica Balán.
En la Argentina no hay todavía una ley de cultura ni tampoco una que reconozca a organizaciones como El Culebrón, que se define como “productora escuela cultural comunitaria”. Lo mismo ocurre en diferentes países de Latinoamérica. Ese reclamo, el del 0,1 por ciento, está sonando en todo el continente. De ahí, entonces, la necesidad de desarrollar un congreso: uno de los objetivos es la discusión de las políticas públicas. Balán lo describe sin vueltas como “un hecho político para avanzar en la pelea”. Manuela Novara, de la Asociación de Gestores Culturales de la Argentina, agrega: “Refleja, también, nuestra voluntad de afirmarnos. Ahora llegamos a una especie de maduración que nos da la fuerza para invitar a legisladores y a funcionarios al encuentro, para que piensen desde nuestra mirada”. Hay una cifra que es bien elocuente: se estima que existen alrededor de 120 mil experiencias de cultura comunitaria en Latinoamérica.
La semana pasada hubo un encuentro nacional en Moreno, en el que se reunieron representantes de agrupaciones de todo el país con el fin de preparar su participación en el congreso. Tanto Novara y Balán como María Emilia Ruiz (de la Red de Productores Culturales de Sierras Chicas, Córdoba) y Malena Amín (del club cultural y deportivo de Mendoza) se ilusionan con la posibilidad de que Evo Morales cierre el encuentro. Es probable que el presidente de Bolivia promulgue la primera ley nacional de Apoyo a la Cultura Comunitaria. Es decir, la primera en Latinoamérica que destine el 0,1 por ciento del presupuesto a este tipo de organizaciones. Las chicas aseguran que llorarán de la emoción si eso ocurre. “Sería un respaldo muy importante para nuestra lucha. La idea es que este evento conmueva la lógica de los gobiernos. Y que se entienda que un verdadero proceso de democratización popular tiene que ver con respaldar a las organizaciones populares”, concluye Balán.
El 17 de mayo a La Paz arribarán cinco caravanas desde Centroamérica, Brasil, Perú, Colombia y la Argentina, con representantes de centros culturales, bibliotecas populares, grupos de teatro comunitario, colectivos de muralismo, arte callejero, circo social, música, danza, cultura digital, radios y canales de televisión comunitaria y escuelas populares de arte. También llegarán delegados de la Red Latinoamericana de Arte para la Transformación Social (RLATS), Articulación Latinoamericana Cultura y Política (Alacp), la Red Latinoamericana de Teatro en Comunidad, la Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica (ALER) y la Red de Artistas, Gestores y Gestoras Culturales GuanaRED (Costa Rica), entre otros espacios. No sólo habrá debates, también se celebrará la cultura con festivales, ferias, talleres, marchas de carrozas y movilizaciones. La organización corre por cuenta de la agrupación Compa-Teatro Trono y representantes bolivianos del colectivo latinoamericano Plataforma Puente Cultura Viva Comunitaria.
Según Ruiz, las organizaciones de cultura comunitaria son espacios de “afirmación de identidades” y de aprendizaje de derechos. “Son un sector muy dinámico de la vida pública”, coincide Balán. “Si se la respaldara como lo merece, temas como el medio ambiente, el narcotráfico y la violencia urbana tendrían otras características, porque mejoraría la vida en nuestros barrios. Si esto crece sin apoyo estatal ni legislaciones, con respaldo institucional puede tener un potencial transformador mucho más grande”, cierra. Quienes estén interesados en participar del congreso pueden escribir a congresoculturaviva@gmail.com
*Publicada en Página/12