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Durante el mes de junio, se desarrolló en México el Primer Congreso Internacional "Asamblea Constituyente, una vía para enfrentar la crisis mundial". Aquí acercamos las conclusiones de este Congreso, que arranca su documento final declarando que “Es interesante ver como este Congreso ocurre en un momento en que en el mundo presenta tantos problemas. La destitución reciente del presidente del Paraguay, a través de un golpe, la crisis en España y en Grecia, entre muchos otros problemas". Por Argentina participaron Hugo Godoy, y Carlos Chile, Coordinadores nacionales hacia la Constituyente.

"En medio de todo esto vemos que el mundo y millones de personas sufren sin saber qué hacer. Los medios dicen que hay que rescatar a los bancos y seguir las recetas del Fondo Monetario Internacional, que se basan en recortes cada vez más brutales de todo el bienestar social.

Muchos políticos venden a su patria y son agentes de esos poderes trasnacionales, además el planeta está siendo destruido sin consideración alguna. Lo vemos en cómo arrasan con las riquezas naturales. En el caso chileno como arrasan con los glaciares, con las montañas, con los bosques, con las aguas y así se repite en todo el resto del mundo. En este estado de las cosas surge la necesidad de una respuesta. El infinito egoísmo parece no tener límite alguno, es por eso que una de las respuestas de este congreso, es tomar estas ideas que han traído progreso en otros tiempos “el poder reside en el pueblo”. El pueblo es el soberano y como tal tiene el poder para poner freno a todo lo que vulnera sus derechos más elementales. Ese poder se expresa en un proceso constituyente, que a su vez toma forma en leyes y en constituciones. La primera idea fuerza que hemos concluido es que el poder reside en el pueblo y éste al reconocerse y luego ejercerse forma leyes desde el pueblo y forma las constituciones mediante un proceso constituyente. Esa idea ya ha ido tomando fuerza y ha tomando forma en varios países en especial en nuestra América: Venezuela, Bolivia, Ecuador y otros países como Islandia, son casos recientes que dan prueba de este poder ciudadano que se transforma en constituciones. Son ejemplos de cómo pueblos cansados de tanto malestar y continuos abusos de la clase gobernante emprendieron profundas transformaciones. Han demostrado como SI es posible que ese poder soberano del pueblo se enfrente a los capitales extranjeros y saque del poder a los que venden al país a cambio de riquezas y bienestar personal.

La idea de presentarlo como un Congreso Internacional tiene su razón y es porque ese poder económico actúa y tiene fuerza a nivel mundial, no es algo propio de un país en particular, es un problema que nos aqueja a todos los países del mundo, un problema común.

De allí la necesidad de una respuesta contundente, ciudadana y también mundial. De allí la necesidad de enfrentar este enorme poder: millones de personas unidas poniendo límites a la economía y poniéndola al servicio de los ciudadanos y no los ciudadanos al servicio de la economía. Esa idea toma fuerza en los procesos constituyentes.

Como todo proceso humano lógicamente no es perfecto, porque está hecho por personas. Debe revisarse, mejorarse y adaptarse constantemente. En especial debemos ver los errores que se cometen para mejorar las futuras experiencias. Lo más importante de hacer estos procesos constituyentes es que los ciudadanos experimenten realmente que de verdad tienen el poder. Luego de haberlo experimentado, es mucho más difícil que se lo vuelvan a quitar, porque participaron, porque ellos construyeron su República, su país, su Estado.

En los países en los que se logró, ahora hay que trabajar. Hay que trabajar para que funcione, hay que defender en los países en que ya se han realizado los procesos constituyentes el hecho de aplicar lo que se ha constitucionalizado. Como ocurre hoy en Venezuela, donde se logró consolidar la repartición de las tierras de manera pacífica, ahora corresponde hacerlas producir. Es decir, si los pueblos generan Constituciones lo importante después será que se apliquen. Corresponde ir aplicando lo que logren los países y los pueblos en sus constituciones. No podemos pensar que podemos estar sentados esperando nuevas leyes, porque una ley por sí sola no va a sembrar los campos. De todas formas sin esos profundos cambios a nivel constitucional, no se podría siquiera tener una esperanza de cambio, ni se podría quitar de las garras de los intereses externos las materias primas de los países ni los recursos naturales que hoy están, en la mayoría de los países, en manos de intereses foráneos.

Queda aquí el compromiso total de empezar la búsqueda de cómo hacer para que estas ideas se puedan expandir lo más posible de manera sencilla y fácil de comprender para todos los ciudadanos de los distintos países del mundo”

DECLARACION FINAL 1er CONGRESO INTERNACIONAL: ASAMBLEA CONSTITUYENTE, UNA VIA PARA ENFRENTAR LA CRISIS MUNDIAL

DECLARACIÓN FINAL

Domingo 24 de junio de 2012

“Es interesante ver como este Congreso ocurre en un momento en que en el mundo presenta tantos problemas. La destitución reciente del presidente del Paraguay, a través de un golpe, la crisis en España y en Grecia, entre muchos otros problemas.

En medio de todo esto vemos que el mundo y millones de personas sufren sin saber qué hacer. Los medios dicen que hay que rescatar a los bancos y seguir las recetas del Fondo Monetario Internacional, que se basan en recortes cada vez más brutales de todo el bienestar social.

Muchos políticos venden a su patria y son agentes de esos poderes trasnacionales, además el planeta está siendo destruido sin consideración alguna. Lo vemos en cómo arrasan con las riquezas naturales. En el caso chileno como arrasan con los glaciares, con las montañas, con los bosques, con las aguas y así se repite en todo el resto del mundo.

En este estado de las cosas surge la necesidad de una respuesta. El infinito egoísmo parece no tener límite alguno, es por eso que una de las respuestas de este congreso, es tomar estas ideas que han traído progreso en otros tiempos “el poder reside en el pueblo”. El pueblo es el soberano y como tal tiene el poder para poner freno a todo lo que vulnera sus derechos más elementales. Ese poder se expresa en un proceso constituyente, que a su vez toma forma en leyes y en constituciones. La primera idea fuerza que hemos concluido es que el poder reside en el pueblo y éste al reconocerse y luego ejercerse forma leyes desde el pueblo y forma las constituciones mediante un proceso constituyente.

Esa idea ya ha ido tomando fuerza y ha tomando forma en varios países en especial en nuestra América: Venezuela, Bolivia, Ecuador y otros países como Islandia, son casos recientes que dan prueba de este poder ciudadano que se transforma en constituciones.

Son ejemplos de cómo pueblos cansados de tanto malestar y continuos abusos de la clase gobernante emprendieron profundas transformaciones. Han demostrado como SI es posible que ese poder soberano del pueblo se enfrente a los capitales extranjeros y saque del poder a los que venden al país a cambio de riquezas y bienestar personal.

La idea de presentarlo como un Congreso Internacional tiene su razón y es porque ese poder económico actúa y tiene fuerza a nivel mundial, no es algo propio de un país en particular, es un problema que nos aqueja a todos los países del mundo, un problema común.

De allí la necesidad de una respuesta contundente, ciudadana y también mundial. De allí la necesidad de enfrentar este enorme poder: millones de personas unidas poniendo límites a la economía y poniéndola al servicio de los ciudadanos y no los ciudadanos al servicio de la economía. Esa idea toma fuerza en los procesos constituyentes.

Como todo proceso humano lógicamente no es perfecto, porque está hecho por personas.

Debe revisarse, mejorarse y adaptarse constantemente. En especial debemos ver los errores que se cometen para mejorar las futuras experiencias.

Lo más importante de hacer estos procesos constituyentes es que los ciudadanos experimenten realmente que de verdad tienen el poder. Luego de haberlo experimentado, es mucho más difícil que se lo vuelvan a quitar, porque participaron, porque ellos construyeron su República, su país, su Estado.

En los países en los que se logró, ahora hay que trabajar. Hay que trabajar para que funcione, hay que defender en los países en que ya se han realizado los procesos constituyentes el hecho de aplicar lo que se ha constitucionalizado. Como ocurre hoy en Venezuela, donde se logró consolidar la repartición de las tierras de manera pacífica, ahora corresponde hacerlas producir. Es decir, si los pueblos generan Constituciones lo importante después será que se apliquen. Corresponde ir aplicando lo que logren los países y los pueblos en sus constituciones. No podemos pensar que podemos estar sentados esperando nuevas leyes, porque una ley por sí sola no va a sembrar los campos. De todas formas sin esos profundos cambios a nivel constitucional, no se podría siquiera tener una esperanza de cambio, ni se podría quitar de las garras de los intereses externos las materias primas de los países ni los recursos naturales que hoy están, en la mayoría de los países, en manos de intereses foráneos.

Queda aquí el compromiso total de empezar la búsqueda de cómo hacer para que estas ideas se puedan expandir lo más posible de manera sencilla y fácil de comprender para todos los ciudadanos de los distintos países del mundo”

Estas son algunas de las ideas que se discutieron y que se consensuaron como relevantes para dar respuesta a la inquietud de este 1er Congreso Internacional de encontrar vías para enfrentar la crisis mundial, en este caso mediante procesos constituyentes donde los ciudadanos restablezcan sus derechos mediante Asambleas Constituyentes que generen constituciones emandadas de la propia ciudadanía.

AGRADECIMIENTOS DE ALGUNOS EXPOSITORES

Dr. Arturo Carrasco Bretón (México), constitucionalista:

Bueno yo quisiera recordar un latinajo que siempre todos debiéramos de tener presentes cuando volteamos a ver la historia de nuestra américa “pierde, no entrega o da, quien da sin que se lo agradezcan o se lo reconozcan”. Aquí en México el catálogo nacional de lenguas indígenas registra curiosamente trescientos sesenta y cuatro formas de decir gracias que unidas al castellano nos dan trescientos sesenta y cinco, una para cada día del año: en otomí “jamadí”, en zapoteco “ishquirrarrulá”. Pero yo creo que la mejor forma de decir gracias a nuestros próceres pues es con hechos, tratando de ser ciudadanos de tiempo completo, para que no se nos muera el alma.

Hay un poema que dice que:

No son los muertos los que en dulce calma en paz reposan en la tumba fría. Muertos son los que tienen muerta el alma y viven todavía. Gracias.

Dr. Héctor Arce (Bolivia), diputado de la Asamblea Plurinacional Legislativa:

Yo me he sentido en estos días como si hubiera retrocedido en el tiempo aproximadamente unos ocho o diez años. Hace unos ocho o diez años en nuestro país, nos reuníamos exactamente un número similar de este número de personas, nos reuníamos exactamente el tipo de personas que nos reunimos acá, nos reuníamos exactamente con las ideas que se han planteado acá. Con ese sentimiento sano, con ese sentimiento extraordinario que he visto en Matías, en David, que hemos visto acá. Y ¿quién sabe? me ha servido a mí para recordar lo sano y noble que es el origen de nuestra revolución en Bolivia y lo sano y noble que es el origen de todo movimiento ciudadano que busca construir una sociedad mejor, un mundo mejor para dejar a nuestros hijos. Yo creo que esa es la esencia extraordinaria de este evento.

En lo personal, tengo que expresarlo, vuelvo a mi país con mucho más ahínco, con mucho más ganas de defender nuestra revolución. Porque como ha ocurrido en Venezuela, como ocurre en Ecuador y como ocurre en muchos de nuestros países, una vez que conseguimos cambiar las cosas no nos podemos ir a nuestras casas, tenemos que seguir defendiendo porque la revolución se construye, y las revoluciones se construyen, día a día. Lamento no haber podido estar en las primeras horas de la mañana, puesto que en mi país al igual que en el Paraguay y otros lugares siempre hay conflictos. Hay un motín policial [en Bolivia] alentado por una fuerza conservadora tremendamente reducida, pero no por ser reducida deja de tener esperanzas de volver a instalar un sistema de privilegios, un sistema de exclusión. Felizmente el pueblo boliviano ya ha alcanzado su mayoría de edad, ya ha alcanzado su madurez. Pero aun así debemos seguir desde donde estamos, defendiendo nuestras revoluciones.

El mensaje que yo quiero darles es de que con este ánimo, con esta esencia, con esta naturaleza, con esta grandeza humana que se ve en este tipo de eventos, tengan la certeza de que en nuestros países está sembrada la semilla, como alguien dijo, está abierto el camino, está puesta la primera piedra para la construcción de una sociedad mejor. Me voy con el corazón lleno, dispuesto a defender mi revolución, porque volver al pasado, acordarnos de lo que fuimos, nosenseña a encontrar una mejor conciencia para nuestros destinos. Muchas gracias y felicidades.

Gustavo Ruz Zañartu, coordinador del Movimiento por una Asamblea Constituyente en Chile:

Confieso que no estaba programado este saludo final, pero como tenemos emociones, tenemos percepciones profundas compartidas, intentaré poner en el centro de este evento, en estas circunstancias el hecho de que efectivamente abemos pocos en esta sala, pero que todos los grandes procesos históricos, los grandes cambios históricos en la humanidad han partido con núcleos que tienen ideas profundas y que estás incluso dispuestos a dar la vida por ellas.

Soy de aquella generación de locos que en los años cincuenta pedíamos que nuestro país nacionalizara el cobre, Chile tiene la mitad de las reservas de cobre del mundo y miren esta sala está llena de cobre: lo que nos ilumina, los equipos de sonido, el edificio, somos uno de los países privilegiados y sin embargo tenemos tanta miseria, tanta desigualdad. Entonces nosotros consideramos razonable nacionalizar el cobre. Pero nos apuntaban con el dedo: ¡tú estás loco! ¡Cómo se te ocurre que Estados Unidos va a permitir que ustedes nacionalicen el cobre!.

Pedíamos reforma agraria y nos decían: ¡qué se creen! ¿cómo le van a quitar la tierra a estos señores que tienen cuatrocientos años dueños de esta tierra?. Y pedíamos entonces un Estado laico y pedíamos privilegiar la educación, pedíamos muchas cosas, en la modestia de nuestras organizaciones, de nuestros sindicatos, de nuestras universidades. Y con el tiempo, sin que nos fuéramos dando cuenta quizás, de repente hubo una mayoría para hacer reforma agraria, y hubo una mayoría para nacionalizar el cobre, y en todos estos procesos siempre nos encontramos acompañados de nuestros hermanos latinoamericanos.

Yo creo que nunca en ningún proceso latinoamericano se ha dado nunca sin esta confraternidad que tenemos ahora. Los chilenos no habríamos sido independientes en 1818 de no ser que el general San Martín arme una fábrica de armamentos en Mendoza y cruce una cordillera de cuatro mil kilómetros de altura, llena de ventisqueros y de quebradas y de peligros. Una cosa inaudita, porque en aquella época era un acto inconcebible, en una obra de ingeniería suprema cruzan la cordillera junto a O´Higgins y derrotan al ejército español en la batalla de Chacabuco y Maipú.

He querido con esto señalar de que ninguna obra trascendente para la vida humana se puede lograr sin grandes sacrificios, y que por grande que sea y que por épica que sea la lucha es realizable si tiene fundamentos transparentes y sólidos, y lo digo aquí con particular emoción, estar al lado de mi compatriota boliviano porque hace años, hace 130 años, la oligarquía chilena declaró una guerra injusta y arrebató Antofagasta a los bolivianos e Iquique a los peruanos y miles y miles de chilenos, peruanos y bolivianos murieron en el desierto, regaron su sangre y todo el beneficio de ese tremendo sacrificio se lo llevó un señor que se llama Jhon Thomas North, condecorado por la reina de Inglaterra, y el imperialismo inglés se benefició de este fratricidio del cono sur del continente.

Entonces ocurre que a los chilenos se nos explicó que es algo normal que Bolivia no tenga salida al mar. Pero también se nos explicó que era algo normal que los Mapuche tuvieran que hablar español y aceptar al Estado chileno y que era algo normal que en la isla que está enclavada en el pacífico, la Isla de Pascua, los Rapa Nui tenían que hablar español, ser católicos y ser occidentales y acatar la ciudadanía chilena. Resulta que los mapuches nadie les preguntó nunca si querían ser chilenos, vino la oligarquía castellano vasca y les impuso militarmente: la cultura, el Estado, la represión, las leyes chilenas, y eso mismo ocurrió en Isla de Pascua y eso mismo ha ocurrido con Bolivia que ha quedado sin mar, y esto mismo ha ocurrido con Perú. Es decir aquí estamos enfrentados a crímenes colosales que con el tiempo se dan por normales. Que asumamos como algo lógico, como en la esclavitud romana que era algo lógico normal y sensato que hubiera esclavitud, y asumamos como una normalidad que estemos fragmentados los hermanos latinoamericanos y no seamos una sola nación.

Yo con esto quiero decir entonces que hemos dado un paso decisivo hacia la normalidad: ¡la normalidad es la Unión de América Latina!. La normalidad es que Bolivia tenga mar, la normalidad es que los mapuches tengan su autonomía, su cultura, su propia identidad y todos los derechos que les garantiza hoy día el derecho internacional. La normalidad es que en esta crisis mundial, que se cae a pedazos el capitalismo especulativo a nivel de las potencias del norte, frente a esa situación emerjamos nosotros como una gran potencia. Quién en el mundo puede tener la riqueza que está anidada en la amazonas, en las altas cordilleras, el agua de nuestros océanos y de nuestras nieves, quien puede tener el cobre, el litio, la plata, el oro que hay en América Latina, quien puede tener la riqueza alimenticia que tiene la pampa argentina. De dónde puede salir un bloque más poderoso que el bloque de los americanos, que tenga el petróleo, los hidrocarburos que tiene Venezuela, que tiene Perú, que tiene Bolivia. He aquí la cimiente de un nuevo mundo. Estamos creando las condiciones para que en el siglo veintiuno el viejo imperialismo que construyó la torre de Eiffel, Manhattan, esas enormes torres opulentas empiece a reconocer y a ceder terreno a la humanidad nueva que ha sido, con su sangre, la base de su acumulación originaria. No habría la opulencia de Estados Unidos, de Inglaterra, de Francia, de Alemania si no hubiese habido los millones de africanos esclavizados, asiáticos, de chinos, de árabes que han tenido que regar su sangre, sus vidas, sus familias para poder defender por lo menos su cultura y su identidad.

Me siento feliz de estar encendiendo la vela de una nueva época en la historia con este puñado de patriotas latinoamericanos.

Muchas gracias.