Allí, militantes y activistas de organizaciones sociales y culturales se dieron cita para abrir un debate pendiente y necesario en Río Cuarto.
Aquí reproducimos una nota realizada al compañero Eduardo Balán, por Lucía Maina de Colectivo Grietas, publicada en Diario Puntal.
Murga, teatro, radio, circo son sólo algunas de las múltiples actividades que estos grupos de vecinos despliegan en los barrios. “Estas experiencias pueden instalar otra visión de la democracia”, dijo Eduardo Balán, integrante del colectivo Culebrón Timbal de Buenos Aires, que junto a diversas asociaciones presentó un proyecto de ley para conseguir que el Estado apoye estas iniciativas.
Radios comunitarias, bibliotecas populares, centros culturales, murgas, circos y una lista infinita de actividades artísticas pueblan día a día los barrios de cientos de ciudades argentinas. Hoy son casi 20 mil las organizaciones culturales comunitarias que grupos independientes llevan adelante en el país. Así lo indicó Eduardo Balán, uno de los fundadores del Colectivo Culebrón Timbal que desde hace 15 años trabaja en el conurbano bonaerense para fortalecer este tipo de experiencias.
De visita en nuestra ciudad, el artista y comunicador social Eduardo Balán brindó una charla sobre las implicancias de la cultura comunitaria y analizó la situación en que se encuentran este tipo de proyectos en la Argentina.
“La importancia de estas experiencias es que pueden instalar otro tipo de visión de la democracia, otra dimensión del espacio público y además la construcción de una estética mucho más diversa, múltiple y divertida que la estética del clientelismo”, sostuvo.
En abril de este año, organizaciones de distintos lugares del país presentaron al Congreso un proyecto de Ley de Apoyo a la Cultura Comunitaria, Autogestiva e Independiente. Brasil ya cuenta con una normativa similar y la propuesta contempla, entre otras cuestiones, que el Estado destine un 0,1% del Presupuesto Nacional para financiar a estos grupos barriales.
La intención del anteproyecto, que ya fue avalado por el Parlamento del Mercosur, es que se “considere al pueblo y a sus organizaciones culturales como productores de cultura y no solo como consumidores”, indicó Balán.
Democracia participativa
El Culebrón Timbal es una productora cultural comunitaria que desde hace 15 años trabaja en el Gran Buenos Aires. Allí, a través de distintos eventos culturales, medios comunitarios y una Escuela de Arte Popular, la organización promueve junto a los vecinos una participación social y política diferente (Ver recuadro).
“En esta democracia representativa todas nuestras experiencias tienen un carácter medio testimonial, porque somos los que hacen arte en el barrio. Ahora, en una democracia participativa son una herramienta fundamental”, señaló el integrante de la asociación en su paso por Río Cuarto.
- ¿Cuál es la importancia de hacer cultura y arte en los barrios y en contextos de vulnerabilidad?
En todos los barrios hay una gran cantidad de pequeñas experiencias que tienen que ver con la cultura comunitaria, que hoy están muy ninguneadas en la dinámica política de cómo se toman las decisiones respecto de esos barrios pero que existen.
En nuestra zona, lo que dinamizó la aparición de El Culebrón Timbal es que tomamos muchos conflictos de la zona y ayudamos colectivamente a reconvertirlos en campañas que tuvieran que ver con el arte, la cultura, la comunicación y a tener otra presencia en el espacio público. En ese sentido fue un aporte importante.
La Caravana Cultural de los Barrios es una de las tantas actividades que impulsa esta asociación. Se trata de una marcha de carrozas que cada diciembre, desde hace nueve años, recorre distintos sectores del conurbano bonaerense mostrando las producciones artísticas de los vecinos.
Balán subrayó el impacto social y político que genera esta iniciativa: “La preparación de la caravana incluye una consulta barrial con 1.600 encuestas, capacitación, movilización de grupos de jóvenes y ya en 2006, gracias a la caravana, logramos que se aprobara el presupuesto participativo en San Miguel. Todos los años algún logro político importante se va generando”.
Pero, además, el militante social se refirió a las nuevas reflexiones que estos proyectos despiertan entre quienes se involucran: “Cuando las organizaciones populares pueden internalizar el trabajo artístico y cultural en el espacio público como parte de la discusión del tipo de vida que se quiere tener es muy fuerte porque se instala un debate acerca de qué es la democracia: si es solamente representativa, en el sentido de elegir representantes en los partidos políticos para que tomen decisiones por nosotros, o si es una democracia participativa, que implica que el espacio público tiene que tener otro carácter, de cabildo público permanentemente más comunitario”.
- ¿Qué dificultades existen para lograr que en los barrios haya acceso al consumo y la producción cultural?
La dificultad principal que encuentran este tipo de prácticas es que la lógica cotidiana del sistema político todavía esta inscripta en la democracia representativa, partidaria, está circunscripta a la relación que hay entre el Estado y las empresas. Desde esa lógica los barrios y sus organizaciones culturales están vistas, en el mejor de los casos, como clientes, electores y, si hacen algo comunitario, como gente pintoresca y solidaria. Entonces romper con esa concepción es muy difícil.
Al mismo tiempo vamos en dirección a cambiar esa democracia. Pero la dificultad central es que la concepción dominante en el terreno de las políticas sociales e institucionales considera a lo barrial y la creación cultural comunitaria como una especie de actor de tercer orden, en las definiciones de las políticas públicas. Eso nos obliga a que todo el tiempo estemos intentando construir otra lógica, muchas veces sin recursos, sin elementos legales que nos den más seguridad.
El proyecto de ley
Las dificultades que los grupos culturales independientes deben enfrentar, así como todo aquello que tienen en común, derivó en la creación de un colectivo a nivel nacional denominado Pueblo Hace Cultura, que congrega a diversas organizaciones del país. Un relevamiento realizado por este espacio detectó que “hay en Argentina cerca de 20 mil proyectos culturales comunitarios de tipo barrial sin fines de lucro y con trabajo en la comunidad, ya sean radios comunitarias, murgas, grupos de teatro comunitario, centros culturales, bibliotecas populares, colectivos de muralismo comunitario”, precisó Balán. Y agregó que en Latinoamérica la cantidad de organizaciones asciende a 120 mil.
El colectivo Pueblo Hace Cultura presentó en abril de este año ante la Cámara de Diputados de la Nación un proyecto de ley para mejorar y fortalecer el trabajo de estas organizaciones. El documento fue elaborado después de dos años de debates y foros de discusión en distintos lugares del país.
- ¿En qué consiste la ley de apoyo a la cultura comunitaria?
Consiste en la creación de un fondo nacional de apoyo a la cultura comunitaria, autogestiva e independiente que este compuesto por el 0,1% del Presupuesto Nacional.
La Unesco propone que se dedique el 1% de los presupuestos nacionales a las áreas de cultura de cada gobierno. Entonces las organizaciones pedimos que se cree un Ministerio de Cultura y que por lo menos la décima parte de su presupuesto sea dedicada a la promoción de la cultura comunitaria. Eso habilitaría a que por año 3 mil experiencias de todo el país puedan tener un mínimo respaldo económico, de capacitación, asesoramiento para hacer lo que hoy están haciendo en los barrios sin recursos.
Pedimos también la creación de consejos participativos a nivel municipal, provincial y nacional e iniciar una dinámica que considere al pueblo y a sus organizaciones culturales como productores de cultura y no solo como consumidores.
El Culebrón Timbal: de una banda de rock a una productora barrial Caravanas y ferias culturales, talleres de comunicación, una escuela de arte popular, un plurimedio comunitario gráfico, radial y televisivo. Estas y otras actividades son las que diariamente lleva adelante El Culebrón Timbal en el conurbano bonaerense desde su sede ubicada en la localidad Cuartel V del Partido de Moreno.
La experiencia que hoy se define como una productora cultural comunitaria comenzó 15 años atrás siendo “un grupo de rock con un espectáculo de teatro y que acompañaba las presentaciones con historietas”, relató Balan remontándose a los orígenes.
Esa obra, denominada El Culebrón Timbal, dio origen al primer grupo de voluntarios que comenzó a desarrollar el proyecto social que hoy tiene activa presencia en una importante zona del noroeste del Conurbano bonaerense.
El integrante de la asociación que visitó nuestra ciudad expresó cómo se dio este cambio de rumbo: “Cuando empezamos a problematizar dónde tenía que circular la obra que habíamos hecho, nos empezamos a plantear que lo que queríamos mostrar tenía que formar parte de un circuito donde estuvieran las organizaciones barriales, la militancia más social, que no podíamos ir a mostrarlo en ámbitos comerciales”.
Así fue como sus integrantes comenzaron a impulsar cursos de Comunicación Comunitaria, crearon un modelo innovador de evento barrial conocido como los “Aguante la Cultura” y desarrollaron una compañía de Teatro Popular Juvenil.
“Todo eso fue dando origen a una experiencia que fue más que el grupo artístico inicial. En el medio, compramos un colectivo a una mutual comunitaria de transporte, lo convertimos en un escenario ambulante e hicimos un viaje por Latinoamérica”, recuerda Balán.
“En los últimos años, El Culebrón Timbal ha capacitado a cerca de mil promotores culturales y comunicadores barriales, que anualmente producen cientos de eventos barriales al aire libre y animan una Red Cultural Solidaria en cuatro distritos del Gran Buenos Aires”, señalan desde la organización.
Actualmente, el grupo posee una Escuela de Arte Popular para doscientos jóvenes, una publicación gráfica, una emisora radial comunitaria y también trasmite cinco horas por día a través de una televisión comunitaria.
A través de estos proyectos, la asociación se vincula con otras organizaciones de la zona y se involucra con las problemáticas que se viven en el barrio.
“Cuartel V es el lugar más pobre del conurbano bonaerense, son barrios muy empobrecidos. Entonces hay temas que tienen que ver con cosas básicas de educación y salud, y después temas de trabajo, de falta de energía, contaminación de las napas”, contó Balan en relación a los conflictos que debe soportar la comunidad y que esta organización decide enfrentar creativamente desde el arte, la comunicación y la cultura.
Fuente: Lucía Maina, Diario Puntal de Río Cuarto