El Serpaj repudió el accionar de grupos civiles promineros, la impunidad con que se mueven, la ausencia de libertad para circular libremente por Andalgalá, la falta de respeto hacia el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel y los hechos de injusticia hacia aquellas personas que se quieren manifestar en paz en defensa de sus intereses y el de la comunidad.
La delegación del Serpaj integrada por diez personas que se movilizaba en una camioneta perfectamente identificada fue impedida de continuar su viaje por un grupo de personas identificadas como “promineros”, que cortaban el acceso a la ciudad catamarqueña, según informó Ana Almada, coordinadora nacional de la organización.
“Cuando queríamos avanzar, nos cortaron el paso y pidieron que nos identificáramos. Les dijimos que éramos del Serpaj y que veníamos a reunirnos con los asambleístas que se oponen a la megaminería para traerle la solidaridad, y para garantizar que la protesta se realice en paz y que no haya ningún tipo de represión ni agresión”, explicó Almada.
Pese a responder todas las preguntas, el grupo se mantuvo en la negativa de permitir el paso de la camioneta argumentando que la ruta estaba cortada por decisión de un asamblea. También dijeron: “No queremos dialogar, queremos guerra”.
Ante el impedimento, la camioneta retrocedió unos metros donde se acercó una comisión policial “que le pidió la documentación al chofer y se la llevó a 200 metros”.
Mientras se realizaba el trámite de identificación, aumentó el número de personas que rodeó el vehículo y al tiempo que acusaban a Adolfo Pérez Esquivel “de que financiaba a los grupos antimineros” y lo declaraban “persona no grata”, comenzaron a mover la camioneta y a golpearla.
La agresión motivo que la delegación volviera a retroceder y parara en otro puesto policial, el que también pidió los documentos de identificación, que devolvió con la sugerencia de que “lo mejor que les puede pasar es que se vayan ahora mismo de acá”. Mientras tanto, una camioneta no identificada, siguió la retirada de la delegación del Serpaj durante 50 kilómetros.